Por: Carlos Andrés Escobar

Testament, the legacy, comoquiera que haya sido su primer nombre, el mensaje contenido en su propuesta musical es tajante; podría decirse, fulminante. Se abrieron paso entre sus primos hermanos de la Bahía de San Francisco con álbumes muy celebrados a partir del año 87, entre ellos, The legacy, The new order, practice what you preach, Souls of black. Cualquiera que se anime a escucharlos, notará como por ensalmo que no es imprescindible construir metáforas en torno al Antiguo o el Nuevo Testamento; a sus anchas, se dejará llevar por un amplio repertorio musical al margen de las sagradas escrituras.
Accederá mediante ese sonido vertiginoso, en definitiva, al eterno dilema teológico-filosófico entre lo evidente y lo real, es decir, lo que aparenta ser y lo que es. La complejidad de aquellas melodías bebe de la fuente del estilo neoclásico; mayor velocidad en los tiempos, riffs impetuosos, bajos acentuados, punteos demoledores y doble bombo por doquier. Todas las anteriores constituyen una actitud levantisca, típica de excelsos compositores en el subgénero thrash. A lo largo de su discografía han desparramado cuestiones que deben llamarse por su nombre, sin eufemismos, a saber: corrupción, hipocresía, holocausto, injusticia, muerte. Son álbumes que riman como fieras indómitas a toda marcha, sin piedad. Con la potencia musical de Testament sobreviene una cuestión de vida o muerte: una naturaleza humana imperfecta, caótica y traidora, la cual ha convertido su propia casa, la tierra misma, en un vertedero.

A caballo entre la guerra y el ocultismo, esta faceta de lo humano parece haber caminado de la mano junto a rituales, plegarias y profecías, quizá por influencia de una cosmovisión mesiánica alimentada durante siglos. La fuerza en cada una de sus notas es una suerte de relámpago a todo vatio, una pulsión desenfrenada. A todas luces, composiciones auténticas, orgánicas, que además ponen de relieve problemas mundiales actuales como puede verse en Greenhouse effect. Sobre el muro (Over the wall!) yace semejante discografía cuyos instrumentales son sobresalientes, un testamento vivo para cualquier alma cenobita dispuesta a una experiencia musical muy calificada y sin tapujos